Muchos
piensan que internet es la clave para establecer una democracia liberal
capitalista en Cuba. Pero ésta es una visión simplista y determinista.
El
pasado 17 diciembre, Barack Obama y Raúl Castro hicieron público
simultáneamente la normalización de las relaciones diplomáticas. Estados Unidos
se ha propuesto superar una mirada obtusa que llevaba más de medio siglo y
reconociendo el fracaso del embargo que buscó la salida del régimen castrista
mediante el ahogo, la nueva política de del gigante del norte ahora se basa en
el “engagement” (compromiso sería la traducción literal). Ésta estrategia busca
ayudar a abrir las puertas del régimen para que los cubanos puedan ver y
experimentar los “beneficios del mundo libre y capitalista”.
Nodal
a esta estrategia es internet porque se entiende que al permitir un acceso
libre a información sin intermediarios, crea nuevas y rentables oportunidades
económicas a la vez que brinda voz a nuevos actores a un costo casi nulo.
Es
por ello que @oppenheimera,
quien opera casi como vocero de la posición anti-castrista en Estados unidos,
insistió recientemente en que “Washington debería enfocarse en internet”. No casualmente
internet estuvo presente ya en la primera ronda de negociaciones del pasado 21
y 22 de enero, donde se puso sobre la mesa el permiso a empresas
norteamericanas operar en la isla. La misma Roberta Jacobson, encargada de
liderar el diálogo por parte de los Estados unidos, afirmó que internet es “una parte
crítica de nuestra estrategia”.
Internet
en Cuba
Es
cierto que el acceso y uso de internet tendrá un gran impacto en Cuba. El poder
disruptivo de las llamadas tres revoluciones (internet, telefonía móvil y las
redes sociales) en nuestra vida cotidiana es tan grande que sólo percibimos
aspectos cuantitativos de la misma – cantidad de información, consumo,
comunicación- , pero recién estamos empezando a entender aspectos más profundos
en cómo impacta en la forma en cómo nos organizamos como sociedad.
Como
sabemos, la isla está muy atrasada en el ingreso de las tecnologías de la
comunicación. Los teléfonos celulares recién fueron permitidos en el 2008 y hoy
tienen, por lejos, la menor tasa de penetración en América Latina. Internet
hasta el año 2013 se accedía sólo vía satélite, lo que hacía que el acceso sea uno de los más caros del mundo y
que sólo el 5% de los hogares cuente con conexión a internet. La mayoría – la
penetración está calculada sólo en un 25% de la población – lo hace en ciber
cafés, salas de navegación y hoteles, que aún con el reciente descuento del 50%
sigue costando unos 3 dólares por hora. Ni hablar de la calidad de la conexión,
que es un quinto de la media mundial, haciendo una llamada de Skype o un video
de Youtube imposibles. Las causas de este aislamiento son, como todo debate
sobre Cuba, polarizadas, donde unos argumentan que la culpa la tiene la Ley Torricelli
(1992) mientras que otros sostienen que es una excusa del régimen para
aislarse. Lo cierto es que aún los más críticos aceptan que en la isla no se
detectan casos de censura como en Irán,
China o Corea del Norte.
La
cuestión es que el impacto disruptivo de internet en los hogares, en los
celulares y el uso masivo de las redes sociales, todavía está por verse en
Cuba. Predecir cómo los cubanos procesarán el acceso a toda la información
disponible, qué oportunidades económicas se abren y, en el caso que nos
interesa aquí, cómo impactará en la política de la isla, son aspectos sobre los
que por ahora sólo podemos hacer un ejercicio especulativo.
Desde
mi punto de vista, discuto la mirada dominante de que internet automáticamente
llevará hacia una democracia liberal y capitalista. La considero ideologizada y
basada en un determinismo tecnológico que puede llevar a conclusiones apresuradas.
Intentaré brindar algunos elementos al respecto basándome en dos cuestiones:
Internet
=> democracia
El
primer punto es el determinismo tecnológico del poder de internet para
construir democracias liberales. Esta postura estuvo especialmente de moda
durante la Primavera
Árabe, donde se sostuvo el éxito de la “revolución Facebook” frente al
autócrata Mubarak. Es así como se leyeron muchas plumas que sostienen que el
régimen cubano no cayó en esa ola “democratizante” simplemente porque los
cubanos carecían de acceso a internet. Por lo cual, cuando se tenga mayor
internet, la caída de los hermanos Castro sería inevitable.
Ya
la primavera Árabe nos mostró que las redes sociales hacen olas, pero sin
movimientos estructurados y con capacidad de acción territorial en escala, es
muy difícil que procuren cambios sustantivos. Recomiendo la lectura del
reciente artículo de @nathanairplane quien
explica como en Egipto, cuando efectivamente se llamó a elecciones, los que
ganaron fueron los Hermanos Musulmanes quienes llevan décadas de organización y
acción conjunta. Y la historia fue de mal a peor ya que luego éstos fueron
derribados por un golpe perpetrado por los militares, quienes demostraron tener
un control férreo de áreas estratégicas del país. Es decir, la democracia no
responde a un click.
Más
cercano es el caso del movimiento #YoSoy132 que luego de hacer mucho ruido en
twitter, no impidió que Peña Nieto moviera la maquinaria del PRI y con el apoyo
de Televisa sea elegido presidente de México en el año 2012. Sobre estas
experiencias toman nota los de Podemos en España, quienes están invirtiendo
mucha energía en la construcción política offline.
En
el caso de Cuba, hay que tener en cuenta que el régimen castrista ha
sobrevivido al embargo de la principal economía del mundo que se encuentra a
150 kilómetros de distancia, se mantuvieron durante la guerra fría, resistieron
intentos de golpe, no cayeron en la ola de democratización de América Latina de
los años 80 y, sobre todo, pudieron sostenerse tras la caída de la Unión Soviética
que impactó de manera brutal en la isla contrayendo su economía a la mitad y a
sus exportaciones en un 95%. Los opositores argumentan que se debe al control
férreo y autoritario del régimen, mientras que los defensores se apoyan en las
conquistas de la revolución y la legitimidad del liderazgo de los hermanos.
Tengan unos u otros la razón, o un poco cada uno, lo cierto es que en la isla
no hay grupos con la capacidad de movilización como existen en otros países que
puedan hacer uso político de las nuevas tecnologías. Los referentes opositores
tienen más conexiones internacionales – muy concentradas en los Estados Unidos
-, que estructuras locales con capacidad de acción.
Pluralidad
de voces
Con
mayor y mejor internet, sin lugar a dudas habrá más información desde y hacia
la isla lo cual tendrá importantes repercusiones. En la arena internacional, se
escucharán más voces cubanas contando sus experiencias concretas, algo que
nutrirá al debate sobre Cuba, el régimen y la democracia. Una mirada posible es
que se multipliquen las Yoani Sanchez, las Damas de Blanco y otros referentes,
actualmente acorralados por el régimen pero que eventualmente lograrán
movilizar voluntades. Nuevamente, esta postura parte del supuesto de que es una
dictadura que solo se sostiene en base al control social. Otra mirada es que
quizás podamos encontrar una mayor cantidad de voces, más matizadas, como a
artistas independientes, estudiantes, periodistas, que aún con inquietudes y
deseo de cambios no tienen una mirada ideologizada y radicalizada. Los actuales
opositores son muy populares en los Estados Unidos, especialmente en la
comunidad de cubanos exiliados, pero carecen de conexiones diversificadas en
otros países, especialmente en los países vecinos de América Latina. No queda
claro si prevalecerán los actuales referentes o se licuarán dentro de otros que
surjan.
Por
otro lado, y yo creo que es un factor fundamental, es la información que
llegará a la isla. El supuesto de los Estados Unidos es que los cubanos podrán
ver que otras sociedades tienen acceso de manera cotidiana a bienes materiales
que a ellos les son prohibitivos. Verán que hay lugares con mayor libertad de
expresión y de acción política que en la isla. Podrán experimentar más
claramente que no es normal tener los mismos dirigentes por más de medio siglo
y esto podría empujarlos a organizarse y reclamar un cambio político en la
isla.
Esto
esconde que los cubanos también podrán compartir experiencias y ver con sus
vecinos caribeños y centroamericanos que tienen los índices de desigualdad más
altos del mundo, donde el narcotráfico se está apoderando de su día a día y que
se tienen los niveles de asesinatos más altos del mundo, aún más altos que
países en guerra. También podrán ver que tienen el cuarto índice de desarrollo
humano en la región, y que la mortalidad infantil en la población negra de los
Estados unidos es tres veces más alta que la de Cuba; o aún Nelson Mandela, tan
ponderado por el mundo desarrollado agradeció antes a Cuba por su apoyo en
momentos difíciles antes que a cualquier otro país. También podrán ver que en
el resto del mundo no predomina una mirada tan radicalizada de la isla, y que
los líderes de la revolución siguen inspirando a juventudes en distintas
latitudes. Y eso ya no será mediatizado por la estructura propagandística del
régimen, ni podrán leerlo sólo en las portadas del Granma.
Entonces,
¿qué impacto político tendrá toda esta exposición a internet? Hay que prestar
también atención a los cambios económicos estructurales y a la inevitable
finitud de la vida de líderes de la revolución del 1959. Pero insisto, es
difícil predecir cómo una sociedad se apropia de una tecnología y la utiliza.
Habrán cambios profundos sin lugar a dudas, y muy probablemente serán
democratizantes, incluyendo nuevas voces y actores, pero no necesariamente el
tipo de democracia que algunos se plantean.
Nota
PG - O Página Global decidiu integrar nos seus conteúdos notícias e
opiniões expressas em castelhano, principalmente de publicações da América
Latina e Caribe, mas também de Espanha quando considerar oportuno e viável nas
nossas edições.
PARA
SELECIONAR DISPÕE NA BARRA LATERAL DO PG A LIGAÇÃO EM NOTICIAS
E OPINIONES EN
ESPAÑOL
Sem comentários:
Enviar um comentário